Capítulo 11

—P–por favor... S–suavemente... M–me duele— gimió la morena mientras las lágrimas calientes corrían profusamente por su rostro, pero él no se detuvo, sus movimientos no vacilaron ni un poco. No le importaba. No quería que le importara.

—Y–yo de verdad lo s—

—¡Cállate la puta boca!— Su voz estentór...

Inicia sesión y continúa leyendo