54. Empieza a aceptar la situación

—No —Angel sonrió torcidamente mientras mantenía una expresión calmada, aunque no se podía negar que su corazón latía muy rápido en ese momento—. Este es mi hijo, no el tuyo.

—No seas ridículo —Erick siseó con una mirada aguda—. Puede que no pueda leer lo que hay en tu cabeza, pero puedo comunicarm...

Inicia sesión y continúa leyendo