Capítulo 29

—¿Por qué diablos tienes una alarma tan temprano? Esa maldita cosa me despertó, y nadie debería estar despierto a esta hora. La irritante queja era peor que el chillido del reloj. Quería golpearla tan fuerte con uno de esos matamoscas eléctricos, en su cara.

—Oh, cállate. Lo último que quiero escuc...

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