Esto no es un cuento de hadas.

Macey

Esto era ridículo.

Incorrecto.

Un desastre.

Cada instinto que tenía me gritaba que corriera, que peleara, que arañara y pateara y le hiciera arrepentirse de haberme tocado, pero no era tonta.

No ahora.

No aquí.

No frente a un centenar de renegados que parecían dispuestos a despedazarme en...

Inicia sesión y continúa leyendo