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—¿Desde cuándo es amable? —pregunta en voz alta pero nadie me respondió.

Suspiré con dolor y volví a llorar hasta volver a quedarme dormida. Cuando abro los ojos, escucho la puerta ser abierta.

Me asomo, estoy cubierta hasta la nariz. Ingresa Eduardo, Emma entre sus brazos.

—Hola mamá —dijo.

—Em...