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Fue entonces cuando lo sentí. El fuerte y seguro pulso llamando a mi animal más cerca. Pidiéndole que uniera corazones, mentes y almas.

El dragón de Nyfain estaba decidido a protegernos. A dominarnos y reclamarnos. Llamaba a mi animal, y ella luchaba contra mí para responder.

—No puede transformarse...

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