[44] Proximidad forzada

La calma de la tregua continuó durante dos días más, tan perfecta que se sentía insostenible. Bryer se había habituado a la presencia distante de Ripley, a los sonidos amortiguados de su vida en el piso de arriba, y a la seguridad de su propio cerrojo. Sin embargo, su cuerpo seguía vibrando con la a...

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