[48] A la cama

Ripley no se dirigió directamente al hospital. Se quedó en su auto diez minutos después de la confesión de Bryer, con el motor encendido y su respiración entrecortada. El calor del beso se había quedado en sus labios y en su conciencia, como so Bryer fuese una sirena que lo encantó. El juego había t...

Inicia sesión y continúa leyendo