56. Viajando a casa

—¿Un huevo? —repitió el Príncipe Krainen de inmediato, indudablemente atónito.

El Señor del Mar tenía la boca entreabierta como si quisiera decir algo, pero su hermano se le adelantó.

Reya inhaló y se retorció los dedos.

—¿Lo pusiste tú? —inquirió el Príncipe Armani, con un perceptible ceño frunc...