Capítulo treinta

Me sorprendió gratamente oler tanto Hugo como Dior cuando mis ojos se abrieron la mañana siguiente.

Intenté estirarme, pero unos brazos pesados me lo impidieron. Resoplé, escuchando una risa familiar frente a mí.

—Es un dormilón, ¿verdad? —susurró Rory, frotándose los ojos para quitarse el sueño....