44,2

—Y vas a salir por donde entraste —digo, cruzando los brazos sobre mi pecho y lanzándole mi mejor mirada de desaprobación.

—Vengo con un regalo —dice él—. Ben, mi ayuda de cámara, encontró tu pasaporte. El lacayo nunca lo sacó de tu bolsa. —Me lo entrega, y lo giro en mis manos, sintiéndome simultá...

Inicia sesión y continúa leyendo