No quiero jugar contigo

—Eso pasará cuando yo esté muerto, por de lo contrario no te dejaré ni respirar—. Aún le dolía todo lo que ella le dijo, no piensa rendirse tan fácilmente.

—¡Estás demente!

—Pero por ti— se acerca.

—Seguramente le dices eso a muchas mujeres.

—Yo no me he humillado ante una mujer como lo he hecho...