02. Intrusa

| Kurt |

Estoy terminando de revisar unos papeles cuando escucho un toque en la puerta de mi despacho.

— Adelante — digo a través del enlace.

La puerta se abre y veo a mi beta.

— Tengo unas noticias que no te van a gustar — dice Marcus. Dejo los papeles para prestar atención— Pasó ayer, pero no quise decírtelo ya que estabas ocupado.

— Ve al grano — digo en lengua de señas.

Él rueda los ojos, todos los que están conmigo saben usar el lenguaje de señas.

— La propiedad del viejo se vendió y el imbécil, a pesar de que ya teníamos trato, se la vendió a otro porque le ofreció casi el doble — dice. Aprieto los puños y golpeo el escrito partiéndolo en dos — Es humano — menciona.

Siento mis colmillos salir por la rabia que siento. Se suponía que ya habíamos arreglado eso. Necesito esa media hectárea de bosque con urgencia.

— Investiga al nuevo propietario — ordeno nuevamente usando el lenguaje de señas.

— Ya lo hice, y es una militar — mi ceño se frunce. No esperaba que una mujer decidiera vivir aquí — A mí también me sorprendió, y lo más raro es que es joven. No pude conseguir mucha información — me entrega una carpeta — Es teniente.

— Está huyendo de algo — digo con mis manos.

Puedo usar el enlace para hablar, pero no me gusta tanto. Siempre me resultó más cómodo expresarme con mis manos. Además, tengo confianza con Marcus y él me entiende perfectamente cuando hablo.

— No lo creo — me dice él, pero es obvio.

— Piénsalo bien, comprar una casa en medio de la nada en un pueblo casi desierto y lejos de cualquier conexión con el mundo — hablo comunicando con mis manos.

Él lo considera, y yo solo gruño. No quiero que esta humana traiga problemas.

— Buen punto. Lo peor es que es extranjera, una americana. Pero miembros del clan me dijeron que es hermosa — dice él. Mi curiosidad se enciende, pero tan pronto como viene, se va.

Solo quiero encontrar a mi pareja predestinada.

— Ve a buscar a Adal y Antón — ordeno.

Él se va, y yo solo gruño porque tienen que arruinar los planes.

— Vamos a investigar a esa visitante — dice mi puma, siempre curioso.

— ¡No! — le gruño — hay cosas más importantes — le recuerdo, pero esta vez él gruñe.

— Podemos buscar a nuestra compañera en el pueblo — sugiere.

— Ya la buscamos hace dos años — le recuerdo.

— ¿Qué tal si nació? — dice. Yo suspiro y tal vez tiene razón.

— Lo haré, pero si nació, prométeme que esperaremos hasta que sea mayor — le digo seriamente.

Él gruñe, pero sé que acepta. Sé que si no lo hago, me fastidiará todo el día con eso.

Escucho cómo la puerta se abre de nuevo. Veo a mi beta con mis hermanos y una invitada indeseada.

— ¿Qué haces aquí? — gruño a través del enlace, la condenada sonríe.

— Oh, no seas amargado, hermanito. Además, sabes por qué estoy aquí — dice Eli.

Vuelvo a gruñir. Desde que se transformó, me molesta para que le dé una misión, ya que es una delta.

— Puede ayudar. Es mujer, ¿qué tal si se hace amiga de esa intrusa? — dice Marcus. Gruño, pero tiene razón.

— Si lo haces bien, te daré otra misión. Pero si la arruinas, te fastidias tu carrera como delta — ella sonríe y me abraza. Yo solo ruedo los ojos.

Horas después, llegamos al pueblo. Marcus recibió información de que ella está comprando comida, lo cual es perfecto para nuestro plan. No es algo muy complicado, solo veremos si es una amenaza, y mi hermana buscará ganarse su confianza.

— ¡Recuerda no meter la pata! — le advierto a través del enlace.

Mi hermana me gruñe, pero no quiero sacarla del clan, ya que sigue siendo una cachorra.

Entramos al local, y me azota un olor tentador que me vuelve loco, coco y miel. Mi respiración se acelera, mi pupila se dilata. Trato de controlarme para que mis colmillos no salgan. Busco al dueño de ese olor tan adictivo y afrodisíaco, encontrando a una chica pequeña de un metro y medio, morena, joven y muy hermosa.

Es perfecta, sexy, hermosa, con rasgos finos, delicados, pero con un cuerpo bien formado. Supongo que por el ejercicio. Está pagando mientras mira el lugar con curiosidad. Agarra sus bolsas y se dirige a la salida. Antes de que salga, me interpongo en la puerta y choca contra mi pecho. Ella levanta su cabecita y me mira por unos segundos.

— Permiso, por favor — dice ella.

Su acento y mala pronunciación de las palabras la delatan. Se nota que es extranjera.

No me muevo, y ella me rodea. Nunca pensé que la encontraría hoy, a mi Luna, mi compañera eterna.

«Mi gatita»

— Te haces amiga de ella ahora, o no tendrás más misiones en tu vida — ordeno a mi hermana a través del enlace.

Veo a mi hermana palidecer y seguir detrás de ella. Mi hermana trata de hablar con ella, pero ella la ignora. Me interpongo nuevamente, y ella me rodea de nuevo. Empieza a caminar, no quiere que la llevemos a su casa, y lo entiendo. Somos desconocidos, además, obviamente no irá con nosotros. Mi hermana insiste hasta que ella se cansa y se sienta en una banca.

Veo un heladero, y como es un día soleado hace mucho calor. Lo cual es inusual, ya que en este pueblo casi siempre llueve. Compro helados para todos y se los doy a mi hermana para que los reparta. Me sorprende que lo haya comido y a la vez me hace feliz. Después de mucha insistencia por parte de mi hermana, pudimos dejarla en su casa, o eso es lo que ella quería que creyéramos. Sé perfectamente dónde vive. Me encanta que viva alejada del pueblo, ya que podré visitarla sin tener que esconderme de los demás.

Mis hermanos no saben que la nueva "intrusa", como ellos le dicen, es mi compañera. Prefiero dejarlo así, porque si no, mi hermana empezará a querer conocerla. Es muy suelta de lengua, y el único que lo sabe es Marcus.

Estoy en mi clan, exactamente en mi despacho. Cojo la carpeta que me dio Marcus esta mañana. Lo único que vi fue su nombre, pero no presté atención a los demás detalles. La abro y empiezo a leer lo que dice.

Nombre: Neylan Brown

Edad: 26

Padres: Casados y vivos

Trabajo: El último y único fue en la milicia. Su puesto era teniente.

Amig@s: Ninguno

Propiedades: La cabaña del pueblo Alwine

Nacionalidad: estadounidense

Redes sociales: Ninguna

Idiomas: inglés, alemán, turco y francés.

Me sorprenden los diferentes tipos de idiomas que habla. Pero lo que más me intriga es que no tiene amigos. Y la poca información que logré conseguir, ni siquiera tengo su nombre completo ni el de sus padres. Solo hay dos hojas en la carpeta. Miro la siguiente, y hay una foto de ella.

Tan guapa sale en esta foto. Fue hace un año, y me encanta. Pero hay un gran problema: ella es humana, y no puedo comunicarme con ella a través del enlace. Al menos hasta que la marque.

El enlace nos permite comunicarnos telepáticamente con otros Cambia Formas o nuestra pareja destinada. Aunque hablar mucho a través del enlace le causará migrañas horribles, ya que ella es humana y su cerebro no fue creado para eso. No quiero que me odie por hacerlo sin su consentimiento. Y tengo miedo de que me rechace sabiendo que soy mudo.

Soy un maldito fenómeno, un ser defectuoso. Pocos casos de Cambia Formas tienen este problema, pero yo soy el único hasta ahora que le pasa, y soy un alfa.

Nací así, y todos pensaron que sería el peor alfa de la historia. Pero les cerré el hocico y me volví uno de los mejores y más fuertes del area. Al menos para los Cambia Formas felinos. Mi clan es pequeño, y no soy el alfa más importante. Aunque he logrado mantenerlo hasta ahora.

No sé si ella querrá estar conmigo. El tema de que sea humana y que piense que soy un monstruo es complicado. Sumado al hecho de que no puedo decirlo. Las únicas formas en que puedo comunicarme son a través del enlace o el lenguaje de señas. Será difícil tener buena comunicación si acepta tener una relación.

La posibilidad de que me rechace es grande. Pero en mi mente, no está la posibilidad de dejarla ir. Si lo hace, no me importará, porque de todas maneras me la traeré. Soy un alfa, y nunca recibo un "no" como respuesta. Esa gatita es mía desde que entró a mi territorio.

Después de mirar su foto durante unos 30 minutos, decido visitar a mi compañera.

Estoy en mi forma animal. Será mejor y menos sospechoso si me ve, ya que en este pueblo hay lobos y pumas. Además, no sería raro que se encuentre con uno.

Cuando estoy a unos 12 metros de su casa, veo cómo se abre la puerta, ella sale con unos shorts, una camisa bastante ancha y unas converse.

Camina en mi dirección, y me escondo entre los arbustos. No puedo evitar mover la cola y soltar pequeños ronroneos. Su olor me está volviendo loco, y mi puma lucha por salir para marcarla en este instante. Con cuidado, me acerco sigilosamente sin que me note.

Estando cerca, noto que tiene una pequeña libreta y un lápiz que no había notado que traía. Ella se sienta y apoya su espalda en un tronco caído. Me sorprende que no le moleste la suciedad o que algún bicho la pique. Empieza a dibujar algo que no puedo ver desde mi posición. Me acerco más, quedando a solo tres metros de ella. Estoy a su espalda, y veo su libreta con un dibujo del paisaje. Está tan distraída y natural. No usa maquillaje, y tampoco es de esas chicas que se arreglan mucho. Está un poco despeinada, pero eso no disminuye su belleza a mis ojos.

Me acerco más, y solo estoy a centímetros de ella. A su espalda, por eso no me ha visto. Su olor me está volviendo loco. De repente, me encuentro olfateando su cuello. Inmediatamente, ella se voltea, y cuando me mira, se asusta y corre. Yo solo muevo mi cola.

«Me encanta jugar al gato y al ratón, mi Luna, mi gatita»

Corro y me pongo enfrente de ella. Frena en seco y cae de trasero, lo cual me hace mucha gracia. Se levanta y corre en otra dirección. Entonces vuelvo a correr y me pongo en su camino de nuevo. Otra vez corre, pero esta vez hacia un árbol. Cuando está a punto de treparlo, muerdo su camisa y la hago caer. Me coloco sobre ella y me arrepiento al ver que sus ojitos están llenos de lágrimas. Me mira aterrada, y veo cómo saca una pequeña navaja de su pantalón para clavármela. Sin embargo, me muevo y pateo su mano con mi pata trasera, haciéndola soltar la navaja. Vuelvo a posicionarme sobre ella y, esta vez, la aprisiono con mi peso.

— No llegué tan lejos para que un gato me coma — dice ella.

Intenta golpearme en el ojo, pero esquivo el golpe y muerdo su camisa, arrancando parte de ella y dejando sus senos expuestos.

Gruño mientras mi cola se mueve mientras miro sus senos. Bajo mi cabeza hasta su entrepierna y por mi distracción mi puma toma momentáneamente el control de mi cuerpo para lamer ahí. Aprovecha mi distracción y me da una patada en el abdomen, tan fuerte que me deja sin aire. No desperdicia la oportunidad y rápidamente se aleja de mi alcance, corriendo hacia su casa. Cuando llega, abre la puerta y la cierra rápidamente.

Cuando recupero el aliento, gruño, ya que me duele el abdomen y mi puma ya no me esta controlando. No sé cómo una humana tan pequeña y delgada puede tener tanta fuerza en sus piernas. Camino hacia la entrada de la casa, y me cuesta abrir la puerta, ya que estoy en mi forma animal. Sin embargo, logro abrirla, ya que, para mi sorpresa, no tiene seguro.

Esta mujer es muy confiada. Si fuera un puma normal, entraría a su casa y podría matarla.

— ¡Maldito animal! — me insulta — No sé cómo entraste, pero si te vas, no te haré daño — me advierte. Muevo mi cola, se ve tan tierna creyendo que puede lastimarme.

Camino, dándole la espalda, y cuando veo un mueble, subo y me acuesto. Inmediatamente noto que algunas cosas son del viejo, ya que tienen su olor. Pero al parecer, las ha limpiado, y empiezan a oler un poco a ella. Me froto contra el mueble para impregnar mi olor mientras ronroneo y marco mi territorio de esta manera. Ella se coloca frente a mí, algo gracioso, ya que supongo que como estuvo en la milicia, no debería dudar en matar. Pero conmigo, duda. Me bajo del mueble, y ella se tensa y me apunta con el cuchillo.

— No me gusta matar animales. Te doy la oportunidad de irte — dice, pero solo empiezo a caminar hacia ella.

— No quiero lastimarte — dice ella. Ronroneo al ver que se preocupa por mí.

Aunque al mismo tiempo me parece estúpido, ya que si fuera un verdadero animal, la atacaría.

Me acerco más a ella y con cuidado muerdo el cuchillo por la parte que no corta. Duda en entregármelo, pero finalmente lo suelta. Lo coloco en el suelo y me acerco a ella para frotar mi cuerpo contra el suyo. Como un gato, buscando más cariño. Cuando rasca debajo de mis orejas con sus uñas, es el paraíso.

«Oficialmente me enamoré»

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