03. Gatito negro

| Neylan |

No sé por qué este puma actúa de esta manera. Aunque pensé que los pumas eran más pequeños, yo no sé nada de animales y menos de felinos; soy más de perros. Dejo de acariciar y recibo un gruñido de su parte. Además, juro que me está mirando mal. Me agacho para recoger el cuchillo, pero apenas lo toco, él gruñe enseñando sus dientes afilados. Solo voy lentamente alejándome de él, camino hacia la cocina sin darle la espalda. Abro el cajón que hace poco asigné para los cuchillos cuando terminé de guardarlo y cierro el cajón. Su comportamiento cambia drásticamente; deja de gruñir y mueve la cabeza de un lado a otro, haciéndolo ver tierno. No entiendo mucho su comportamiento. Se supone que es salvaje, debería haberme comido, pero no. Aunque me desgarró la ropa y por un momento me sentí acosada por un animal, no me hizo daño cuando tuvo la oportunidad.

— No quiero que vuelvas a hacer lo de hace rato — él me mira; juro que se está riendo de mí. — Estoy loca — susurro.

Creo que ya perdí la poca cordura que tenía, ya que estoy hablando con un animal. Camino hacia el mueble y veo que lo llenó todo de pelo.

« ¡Maldito gato! »

Lo sacudo un poco antes de sentarme, ya que tengo pereza de volver a limpiar la casa. Él se sube y toma asiento justo a mi lado, apoyando su gran cabezota negra en mi hombro y ronronea. Solo ignoro sus acciones. Mientras no me coma, está bien para mí. Además, me sentía un poquito sola. Cojo el control de la tele y busco un programa entretenido. Pero caigo en cuenta de que solo llevo dos días aquí, y no he puesto ni pagado un servicio para ver la televisión, y ni siquiera tengo wifi.

Me levanto del sofá y me dirijo hacia mi habitación. El condenado animal me sigue como si fuera mi perro. Cuando ya estoy en mi habitación, me quito los zapatos y veo que el gato ya está muy cómodo en la cama como si fuera la suya.

— ¿Estás muy cómodo, no? — pregunto.

Él se estira en mi cama y yo trato de bajarlo, porque me la llenará de pelos. Pero el pesa mucho, así que me canso y me monto en la cama.

— Dame espacio — pido.

Él se hecha para un lado, como si entendiera lo que dije, y me acuesto. Cojo mi teléfono y me pongo a ver algo en YouTube, ya que es la única aplicación. El gato se pone chismoso, viendo qué hago.

— Quítate, ¿no sabes qué es la privacidad? — le hablo.

Ahí caigo en cuenta de que le estoy hablando a un animal salvaje que seguro no me entiende.

«El encierro me está volviendo loca. »

Veo diferentes videos y una que otra receta de comida, ya que tengo que cocinar y no sé cómo hacer ni siquiera un huevo. Qué difícil es vivir solo, pero aún así me gusta.

Al rato me dan ganas de ir al baño. Me levanto, camino y abro la puerta. Justo enfrente de mi habitación está el baño. Entro y cierro la puerta. Escucho cómo araña la puerta y abro. Veo cómo el gato entra, y bueno, sé que no es un gato, pero para mí es mejor decirle así.

— ¿No me dejas ni ir al baño sola? — pregunto. Él se acuesta en el piso y yo bufo. — Entonces mira hacia allá.

Él milagrosamente me hace caso y yo hago lo que tenga que hacer. Con este gato que no me deja ni respirar sola, cuando termino, salgo y él me sigue hacia la cocina. Cojo una manzana. Él se lame el hocico y me mira, su mirada suplicando que le dé. Parto la manzana por la mitad y antes de dársela, le advierto.

— Si te mueres, no es mi culpa — murmuro.

En verdad, no creo que él deba comer fruta, pero bueno, al menos morirá feliz. Le doy la mitad; ni siquiera la mastica bien cuando ya se la tragó y salta encima de mí y me quita de un mordisco la otra mitad.

— Gato glotón — no puedo evitar reír.

Cojo otra manzana y la pego a mi cuerpo para evitar que salte y se la vuelva a comer.

Voy otra vez a la habitación, me como la manzana y me acuesto en mi cama, y sin más rodeos, me duermo con una enorme bola de pelos negra haciéndome compañía.

Me muevo sintiendo mi cara caliente. Abro mis ojos y veo que dejé la ventana abierta y se está filtrando el sol de la mañana.

«Mi tercer día en Alemania»

Escucho un ronquido y veo que el gato no se fue, sino que durmió conmigo. Frunzo el ceño al ver mi celular prendido. Lo agarro y veo que alguien estuvo buscando en Google y escribió "pumas negros". Mi ceño se frunce aún más, ya que nunca busqué eso, incluso lo dejé con contraseña. Por curiosidad, miro las fotos y lo que me llama la atención es que son idénticos a él.

Tiene el mismo color de ojos y también el pelaje es idéntico. Lo único es que él tiene menos pelo, ya que es menos esponjoso que el de la foto. Veo cómo tiene cicatrices y hay una parte donde no creció pelo. Con cuidado, toco una de ellas; algunas son arañazos y otras parecen mordidas.

— Salió muy peleón el gatito, o mejor dicho, puma — susurro. Él mueve su cabeza y me mira. — Perdón por despertarte — me disculpo. Él lame mi mano y empieza a frotarse contra mí. Parece gato.

Me levanto, miro la hora en mi celular. Son las 6:03. Tengo la costumbre de levantarme temprano; eso se lo agradezco al ejército. Me levanto y él se baja de la cama, dispuesto a seguirme. Voy hacia el clóset y busco algo para ponerme. En menos de cinco segundos, lo tengo. Como ya dije antes, solo tengo camisas blancas y los pantalones con estampado militar que me traje de la milicia.

Tengo que comprar ropa. Con esa nota mental, voy hacia el baño y le cierro la puerta en la cara al gato pervertido.

— Si te atreves a rasguñar la puerta, no te voy a dar desayuno y te voy a echar agua — amenazo.

Sonrío cuando no escucho nada y entro al baño. Me doy una ducha rápida, de unos cinco minutos, ya que tengo pereza de bañarme bien. Cuando salgo, me seco con la toalla y me visto con lo que traje. Ya fuera del baño, voy hacia la cocina con cierto gatito detrás de mí. Para que no sea tan aburrido, pongo música en mi celular mientras cocino mi desayuno. La canción es "I Want to Be Your Slave" de Maneskin.

Empiezo a mover mis caderas mientras cocino y con esa canción me siento muy identificada. Tema de la redención, ya que con todo lo que hice en el ejército, a veces siento que tengo que pedir perdón o redimir mis pecados. Sin embargo, no la puse para estar triste, así que empiezo a bailar, moviendo mi trasero al ritmo de la canción mientras el gatito me mira. Decido bailar frente a él mientras me observa. Cuando termina la canción, él solo inclina un poco la cabeza hacia un lado. Sonrío, ya que se ve tierno.

«Se siente tan bien al fin ser libre, sin restricciones, sin reglas, sin líderes.»

Al fin puedo vivir mi vida como yo quiero y hacer lo que se me dé la gana. Termino de cocinar el desayuno. Noto cómo él se sube a la mesa de madera que ya estaba aquí cuando llegué. Él está sentado como si fuera humano, esperando su desayuno. Voy hacia la nevera y saco 2 bistecs crudos y los coloco en un plato. Luego, voy hacia el comedor y me siento mientras le coloco su plato enfrente. Después, empiezo a comer. Todavía no puedo creer que tenga a un puma como mascota.

Cuando termino de comer, agarro mi plato y el del gatito para lavarlos. Él se empieza a frotar su cuerpo contra mí y lo acaricio. Es lindo, pero es salvaje. Sé que en cualquier momento querrá irse y no quiero apegarme a él.

Decido salir, así que me voy a mi habitación y me pongo unas botas. Con ellas puestas, salgo de la casa y dejo la puerta abierta. Él me sigue y me siento, utilizando un árbol caído como mi silla, mientras miro el bosque. Disfruto del aire puro, del sonido del bosque y del sol que impacta mi piel.

No me arrepiento de haber escogido este lugar. Es tan pacífico y hermoso, me da una paz que hace mucho no sentía. Creo que fue una buena elección para empezar de cero.

Siento algo húmedo en mi cuello. Salgo de mis pensamientos al darme cuenta de que el gatito me está lamiendo. Me alejo, ya que no quiero que me siga llenando de baba, y recibo un gruñido de su parte. De repente, escucho un aullido que me pone los pelos de punta. Pero me tranquiliza un poco que no se escuche tan cerca. Camino hacia la casa, ya que no quiero encontrarme cara a cara con un lobo. Miro hacia atrás y frunzo el ceño, ya que el gatito no está detrás de mí.

Lo busco y miro hacia todas partes, ya que no quiero que un lobo lo lastime. Pero al parecer se fue, y ya estaba empezando a tener un poco de cariño por ese animal. Entro a la casa y empiezo a aspirar para quitar todo el pelo que él dejó, el dueño anterior también dejo una aspiradora y gracias a eso puedo limpiar mejor la casa.

Cuando termino, llamo a una compañía para por fin, después de tres días, tener wifi y poder ver la tele, porque ya no aguanto más este aburrimiento.

...

El día de ayer el puma nunca volvió. Incluso en la noche esperé hasta tarde para ver si regresaba. Sin embargo, nunca apareció. Hoy no hice mucho, solo comí algo ligero y después hice una rutina de ejercicios y corrí un rato por el bosque. Después me regresé a la casa, y ahora estoy en la cocina buscando algo de agua.

Escucho cómo tocan la puerta. Dudé en ir hacia la puerta para abrir, ya que tal vez escuché mal, pero vuelven a tocar. Lentamente, me encamino hacia la puerta, algo confundida y alerta, ya que no conozco a nadie en el pueblo. Mi casa está lejos de las otras y no sé por qué alguien vendría hasta aquí. Cuando estoy frente a la puerta, veo por la pequeña lente que me permite ver afuera sin necesidad de abrirla. Cuando reconozco a las personas que están afuera, todo mi cuerpo se tensa.

« ¿Cómo mierda me encontraron? »

No dejé pistas y ahora están del otro lado de mi puerta. Todos mis planes se arruinaron. Solo llevo cuatro días en este nuevo país. Pensé que había cubierto bien mis huellas. No entiendo cómo cuatro días fueron suficientes para encontrarme.

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