63. La tortura

| Neylan |

Despierto con cierto gatito aferrado a mi cintura y con su cara en mi pecho. Acaricio su largo y sedoso cabello, el cual está algo enredado. Poco a poco se despierta, alza su cabeza y me mira, aún algo dormido. Mira hacia la ventana y gruñe.

—Ni siquiera es de día —se queja.

Él vuelve...