33. El heredero.

Balthazar

Alguien seguía golpeando la puerta del estudio. A pesar de ser ignorado, la persona no se detenía. Él puso los ojos en blanco, enfocando toda su atención en los papeles frente a él, encontrando difícil mirar a cualquier otro lugar que no fuera la puerta.

—Por el amor de Dios —susurró...