Capítulo 20 La misteriosa Anna

—Yo... yo lo olvidé. —La cara de Laura se puso roja, como una niña atrapada con la mano en el tarro de galletas—. Lo siento. De verdad no quería mencionarlo. Pero, gracias a Dios que eres tú.

—Sí, gracias a Dios que soy yo —la expresión de Anna se suavizó, dándose cuenta de que Laura no tenía malas ...

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