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Un bufido escapó de mi garganta, seguido de una profunda risa gutural. Ahora, parecía tan loca como la multitud.

Vi a Jaris acercándose a mí y ni siquiera esperé a que llegara. Corrí, riendo, con los brazos abiertos. Él abrió los brazos antes de que yo lo alcanzara, me atrapó, me levantó hasta que ...

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