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Sus ojos color almendra, los del oso de un tono más claro que los del hombre, se fijaron en Ursalina mientras ella se acercaba. Así que no estaba equivocado. Ella los había convocado. Demonios, estaba sosteniendo el cuerno en la mano. Con un gruñido bajo, Miguel retrocedió, empujando al oso a su sub...