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Alicia sale de la casa de reuniones con los ojos muy abiertos.

—Eso fue increíble —dice. Me pongo a caminar a su lado, sin estar seguro de hacia dónde vamos. La dirección en la que camina no lleva de vuelta a la casa de su padre.

—¿Te gustó? —pregunto.

—Oh, me encantó —me asegura—. Me encanta que...