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No podía creerlo. Nunca pensó que este día llegaría. No quería reaccionar de manera exagerada, aunque su impulso era subirse a la mesa y anunciarlo a todo el restaurante.

Quería gritar: «¡Oye, mi compañera me quiere. ¡Quiere que estemos juntos!»

En cambio, solo apretó su mano. —¿De verdad? ¿Qué te...