Capítulo 20

Mi piel se calienta con cada embestida de sus dedos y cada lamida de su lengua, y no puedo detener los gemidos de placer que salen de mi mandíbula floja. Mi mano está enredada en su cabello, dando la impresión de que tengo el control, pero no es así. No controlo nada, y me gusta.

La mano de Mihai s...