Los ricos y los que no lo son

Un golpe interrumpió a Ezra de sus cavilaciones. Realmente necesitaba dejar de pasar tanto tiempo en la casa de sus padres. Tenía su propio ático, por el amor de Dios.

—Adelante —dijo, mientras se frotaba las sienes.

Keegan entró, pero no estaba solo, también traía a su prima Emma. Recordando su c...

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