Capítulo 40

Deslicé las sábanas por el cuerpo de Dani y besé su sien. Finalmente se había dormido, los analgésicos y relajantes musculares recorriendo su sistema la hacían sentir más cómoda. Cerré la puerta parcialmente y me dirigí a mi oficina, con el teléfono en la mano.

—¿Hola? —contestó Kim.

—Hola. ¿Tiene...

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