Arrestado en la utopía

Persephone no se había dado cuenta de cuánto extrañaba su vieja cama hasta este preciso momento en que apartó las cobijas, se quitó los zapatos y se metió en ella.

—Hola, viejo amigo —dijo en voz alta mientras se llevaba las cobijas hasta la barbilla.

Después de un momento, metió la mano en la bol...