Episodio 32

Anya acababa de terminar su turno, la habitual avalancha de clientes matutinos reemplazada por el ritmo pausado de la limpieza vespertina. Sus manos dolían, pero su mente era un torbellino. El restaurante era un refugio, un lugar donde podía perderse en el ritmo del trabajo, pero no podía protegerla...

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