Reclamado

Isabelle

Kaden no tenía un interruptor de apagado, no recordaba cuántas veces había llegado al clímax, pero podía decir que él ni siquiera había alcanzado uno todavía. Era impredecible, cada uno de sus movimientos lo era, aunque habían pasado más de una o dos horas y él seguía embistiéndome sin par...