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Después del desayuno, Red no esperó ni a que los platos se enfriaran.

Subió las escaleras como si la persiguieran sus propios pensamientos, casi tropezando con sus pantuflas. En cuanto la puerta de su habitación se cerró detrás de ella, agarró su teléfono y se dejó caer en la cama, moviendo los ded...

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