¿Estás seguro de que no quieres que esté a tu lado esta noche?

Odiaba cómo habían salido las cosas. Ver a Charlotte alejarse de mí era como recibir un golpe en el pecho. Podía ver el dolor en su rostro, aunque intentara ocultarlo.

—Buenas noches, Luther —dijo fríamente, dándome la espalda.

No respondí. No podía. Sentía la garganta apretada y todo lo que querí...

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