Capítulo 29: No dejar que Irene gane

John estaba de pie junto a la ventana de su estudio, observando a su padre hablar con el abogado corporativo en el jardín de abajo. Su rostro se oscurecía con cada minuto que pasaba. Detrás de él, Rose giraba su brazalete de diamantes, un hábito nervioso que nunca había logrado abandonar.

—Cuarta r...

Inicia sesión y continúa leyendo