Capítulo 24

Arthur Drummond

Miró la mesa con puro desdén, se quedó quieta como una persona terca, respiré hondo y hablé con la mayor paciencia posible. No quiero hacerle daño, pero lo haré sin remordimientos si no me deja otra opción.

—Vamos, princesa, no me desobedezcas y haz lo que te dije.

Incluso en cont...