El destino sí que sabe jugar sus cartas

Adele se secó las lágrimas y se levantó, sintiendo una mezcla de tristeza y una extraña emoción. La idea de pasar esas últimas horas con Emmanuel antes de la cirugía, explorando París, era agridulce. Obedeció la petición de McCarthy y se dirigió al baño. El agua caliente de la ducha le ayudó a relaj...

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