Hombre feroz

Delante de la puerta del hotel, con el ramo de rosas blancas aún en sus manos, estaba Emmanuel. Sus ojos azules, tan familiares y extrañados por Adele, la miraban con una mezcla de anhelo y alivio. Una sonrisa se extendió por su rostro, la misma que había hecho que el corazón de Adele diera un vuelc...

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