Cobarde

Rebeca y Liam continuaron su paseo por la playa, ajenos a la sombra que los seguía. Un coche oscuro, casi invisible en la penumbra de la noche, los observaba desde la carretera.

—Vamos suave —dijo para que Liam no se ilusionara tan rápido.

—Claro, no quiero incomodarte, Rebeca, solo que tu belleza...

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