Te tiene en la palma de su mano.

La camioneta se sumió en un silencio tenso. La risa de Alondra, antes dulce, ahora sonaba estridente en los oídos de Rebeca, una burla velada que la irritaba aún más. Ares, con la mandíbula apretada, evitaba el contacto visual, su mirada fija en el paisaje que pasaba, aunque Rebeca sabía que cada...

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