Hipnotizado.

—¡No estoy preparado para ser padre! —exclamó Noah, mirando con seriedad a Luisa—. Yo confié en ti.

—Bájale dos rayitas a tu temperamento, Noah. Soy una mujer con mucho dinero y de quien sea este bebé —se señala la panza—. No me importa, porque puedo responder yo solita. Solo te vine a decir porque...

Inicia sesión y continúa leyendo