43: Tienes que estar bromeando

Raegan

—¡Lo dejaste venir aquí sin decírmelo! —le grité a Shawn.

—¡Tú. Estabas. Catatónica! —me respondió con brusquedad.

—No estaba catatónica —puse los ojos en blanco—. Estaba consciente, y hablaba, me movía, hacía cosas, solo que no las hacía tan rápido como tú querías. —Crucé los brazos so...