Capítulo 36 — Una apuesta

Eran altos, jóvenes, atractivos y elegantes, los tres hombres, desconocidos para Megan, se erguían con ese aire de elegancia y superioridad mirándola con incredulidad.

— No puede ser… ¿Tú eres su secretaria? — Preguntó el otro sujeto, elevando una ceja.

— Su asistente personal. — Aclaró Megan, inhal...