Capítulo 140 140

No solo eso: ni un solo sirviente estaba presente. Ivy trató de retroceder, pero Lucían se levantó con lentitud. La miró con una sonrisa de satisfacción y unos ojos tan oscuros como los de un demonio.

—¿Dónde está Jaime? ¿Y Pilar? ¿Dónde está el niño?

—Ya no eres útil —respondió Lucían, con una voz ...

Inicia sesión y continúa leyendo