Capítulo 27 Las cenizas de Verona

La ciudad estaba en silencio.

Un silencio espeso, casi sólido, que no era paz sino vacío. El mismo vacío que queda después de un grito demasiado largo, después de una herida demasiado profunda. Como si Verona hubiera dejado de respirar y su último aliento se hubiera perdido en la grieta roja del ...

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