Capítulo 30 Sombras compartidas

El eco de sus palabras seguía golpeándome aun después de que Lorenzo se marchara de la celda.

“No eres la única llave, Aria. Y pronto lo descubrirás.”

No dormí. No podía. Cada vez que cerraba los ojos, la voz de Azazel me arrullaba como un canto prohibido, y detrás de ese murmullo estaba Lorenzo...

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