Lo siento mucho

Al oírlo decir eso, ni siquiera pude responderle. Él no estaba allí, no sabía lo bien que nos llevábamos, no sabía lo salvaje y libre que ella era conmigo mientras hacíamos el amor. No parecía aburrida, se veía perdida y rota. Pude verlo en sus ojos cuando hablábamos del matrimonio. Parecía atrapada...

Inicia sesión y continúa leyendo