Maldito

Al día siguiente, Mark y Lucía salieron a buscar algo de comer. Pero a medida que avanzaban, los efectos de la maldición se hicieron más evidentes.

El insomnio de Mark lo había dejado exhausto, con los ojos hundidos y los movimientos lentos. Tropezaba y tambaleaba, luchando por mantener el equilibr...

Inicia sesión y continúa leyendo