Sigue predicando

El Diablo había entrado en una iglesia. El rey del infierno subió al púlpito y ahora iba a hablar. La congregación frente a él esperaba lo que pensaban que sería una predicación o testimonio sincero de este apuesto caballero que había hecho una visita sorpresa a su humilde lugar de culto.

—Hola, hu...

Inicia sesión y continúa leyendo