Dos enormes razones para vivir

—Hola —dijo Harris tratando de actuar con absoluta normalidad.

—Llegas tarde —replicó ella— ¿Sucedió algo?

Harris exhaló profundo y negó con su cabeza.

—Sigo teniendo problemas con mi esposa.

Fabiola no pudo evitar sonreír abiertamente.

—Ella no te ama. Si lo hiciera trataría de que te sientas a gus...

Inicia sesión y continúa leyendo