Unidos desde el alma

Lucía tomó las llaves del coche, respiró hondo y salió de la mansión. Abrió la puerta, encendió el motor y se quedó unos segundos con las manos sobre el volante, respirando hondo, como si quisiera llenarse de valor. Encendió el motor y, pisó el acelerador.

A pocos metros, dentro del coche de John, t...

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