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—Ahora todo lo que necesitas hacer es separar esas bonitas piernas tuyas, Layla —le instruyó, su profunda voz metálica resonando a su alrededor.

—Buena chica… —exhaló. Aspiró una respiración tan larga y profunda que ella sintió el flujo agudo de aire contra sus labios inferiores. Oh, Dios.

Cuando ...