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—Buenos días, seño...—saludó Layla a la mujer en el mostrador de la tienda de comestibles, sujetando firmemente la correa de Maddox. No le gustaba nada la atención que estaba recibiendo y quería salir de la tienda lo antes posible.

Maddox era un perro raro y muy caro. La gente le prestaba atención ...