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—¿Quién es? ¡Espera, ya voy! —gritó Aurora mientras salía corriendo de su habitación. Eran apenas las 9 de la noche, así que se preguntaba quién podría estar llamando a su puerta, sabiendo que no podía ser Layla, ya que ella estaba en el trabajo.

—Buenos días... ¡Oh, mierda! —Su semblante cambió en...