Capítulo 85

Dormir se había vuelto un lujo que ya no podía permitirme.

Incluso con los ojos cerrados, ahí estaba Kael.

No en pesadillas.

Peor.

En recuerdos.

En pensamientos.

En mí.

Sus palabras rondaban mi cabeza como una neblina que nunca se disipaba.

—Se acerca la tormenta, pequeña llama.

Y esta noche lo sent...

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